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Este espacio pretende aglutinar todo tipo de articulos de diversas fuentes y autores,de tipo cientifico o filosofico con el firme objetivo de potenciar el estudio y enseñanza de la herencia ancestral Española. Con este proyecto, pretendemos que el mundo recuerde que hay un origen de la nación Española mucho antes de 1492, que tenemos una tradicción y una herencia ancestral, hasta ahora poco estudiada y desconocida para el publico general.
Iberia fue posiblemente la cuna de la humanidad, la mitica Atlantida esta hundida en alguno de los mares que rodean la mas occidental de las naciones Europeas. El pueblo Celtibero por tanto es descendiente directo de los Atlantes, portadores de los valores Hiperboreos que alumbraron a las antiguas civilizaciones...

"Atlantes alcanzan las costas de Iberia y de ahí, como curetes, iberos, se lanzan por europa, regresando posteriormente como celtas. Un viaje de eterno retorno un girar sobre si mismo, un svástiva y un laberinto"

viernes, 29 de junio de 2012

La Legendaria Tartessos


El paradigma de la gran civilización perdida en España se llama Tartessos.


Durante la conquista y romanización de la Península Ibérica los miembros de un pueblo íbero llamado turdetano, situado en el suroeste de nuestro país, concretamente la Andalucía Occidental y parte del Algarve portugués les contaron a los romanos que ellos se consideraban orgullosos descendientes de un antiguo pueblo que habitó esa misma tierra hacía mucho tiempo.




Ese pueblo constituyó una próspera y gloriosa civilización que creció gracias al comercio y la explotación minera de su territorio. Alcanzó tal nivel de grandeza que uno de sus reyes, Argantonio, llegó a bañarse en oro y comer con cubiertos de plata. Asimismo este personaje gobernó durante ochenta años y vivió durante más de un siglo.
Este pueblo, y esta civilización no era otra que el mítico Tartessos. Mencionado en algunos textos clásicos como la Ora Maritima de Festo Avieno o la Historia de Heródoto y los textos de Anacreonte, obsesión particular de algunos investigadores aventureros como el alemán Schulten y posible inspiración para la Atlántida platónica, Tartessos es una palabra legendaria que ha arrastrado el eco de su nombre mucho más allá de nuestras fronteras.
Y sin embargo, a nivel nacional, el pésimo bagaje cultural de nuestra sociedad ha hecho que para la gran mayoría esta palabra resulte del todo exótica o que, para parte de aquellos que la conocen, sean incapaces de ubicarla en un mapa de nuestra geografía.
Por ello, y por otras razones que preferimos guardarnos, el enigma tartésico será, tristemente, quizás la incógnita y la mancha más grande que tendrá siempre la arqueología y sociedad española.





Posibles antecedentes históricos de Tartessos


El sur de España es una zona rica en yacimientos arqueológicos desde tiempos muy tempranos. Todo parece indicar, según los datos disponibles, de que esta zona de nuestra península pudo empezar a presentar sociedades agrícolas y ganaderas durante el calcolítico mucho antes que en otros países europeos cuyas civilizaciones, sin embargo, conocemos y valoramos más que las que se desarrollaron en suelo patrio.

Sin embargo tal influencia extranjera parece desmentida por estudios que sitúan el inicio de la edificación de Los Millares en un contexto cronológico anterior a todas aquellas culturas que presuntamente ejercieron influencia sobre ella.No sabríamos decir si por complejo de inferioridad o por otras causas, pero hasta hace muy poco tiempo considerábamos que sorprendentes yacimientos patrios como el de Los Millares en Almería se debían casi exclusivamente al efecto de una influencia extranjera, y por ende, más avanzada, sobre nuestros pobladores autóctonos.
Igualmente durante el Bronce Medio, en la misma zona donde se había desarrollado Los Millares y también ligeramente anterior a sus célebres culturas contemporáneas se desarrolló otra espectacular cultura: la de El Argar. Una cultura que sobrepasó sus límites geográficos y que pudo ser referente para todas las que se estaban desarrollando, en ese tiempo, en todo el sur de nuestra península.
Quizás fue la cultura argárica la que, en algún momento entre el 1200 y el 800 a.C. dio paso a la civilización tartésica, o cabe incluso la posibilidad de que fuera esta cultura el Tartessos histórico, en cualquier caso examinando estos yacimientos creemos probable que cuando los primeros mercaderes fenicios y helenos llegaron a las costas del sur español encontraran una cultura cuya civilización no le iba muy a la zaga a la suya propia y con la que mantuvieron un intercambio cultural y comercial.

Rastros de Tartessos en la mitología fenicia y helena


Lo que sí parece claro es que lo que estos pueblos encontraron en Iberia les sorprendió y maravilló lo suficiente como para convertirla en el lugar donde se produjeron algunos de sus mitos más famosos.
Uno de ellos, quizás el más famoso, es el relato fenicio que cuenta la historia de Gárgoris y Habidis en el cual muchos investigadores creen ver el eco de una tradición tartésica. Según este relato Gárgoris era un rey que tuvo un hijo fruto de una relación incestuosa al que se llamó Habidis y cuya historia particular no difiere en mucho del mito hebreo de Noé, del griego de Perseo o del egipcio de Horus.
También los helenos ambientaron en Iberia algunos de sus mitos: autores como Estesicoro sitúan el trabajo hercúleo del rebaño de Gerión en territorio tartésico, y otros opinan que el valiente héroe homérico Diomedes Tidida pasó por estas tierras durante su accidentado Nostoi tras la guerra de Troya.
Sin embargo el mito heleno que más se ha relacionado con Tartessos es el relato de la Atlántida sacado de los discursos filosóficos de Platón llamados Timeo y Critias.



Tartessos, ¿lugar ideal para la Atlántida platónica?


Sin duda alguna, la hipotética situación geográfica de Tartessos corresponde casi punto por punto a la de la Atlántida según las indicaciones dadas por Platón en su relato. Al hablar de una ciudad ubicada en el océano más allá de las columnas de Heracles parece señalar exactamente la costa atlántica de Huelva y Cádiz, lo que en la actualidad conocemos como las marismas de Doñana.
Tristemente hasta la fecha no se ha encontrado en esta zona ciudad alguna cuya antigüedad haga sospechar que pueda pertenecer a la civilización tartésica. Pero Heródoto en su Historia sí habla de una ciudad llamada Thurta que se encontraba en la desembocadura del Guadalquivir cuya correspondencia fonética con Tartessos es evidente. Esta ciudad ocuparía el suelo sobre el que hoy en día está edificada Sanlúcar de Barrameda.
Este, y otros indicios originaron que un investigador y aventurero alemán llamado Adolf Schulten gastara, a principios del siglo XX, gran parte de su fortuna y de su vida en el sur de España buscando lo que para él significaba el origen de todas las civilizaciones occidentales. Apenas halló nada especialmente relevante, pero lo que halló le animó lo suficiente como para escribir un libro: Tartessos: una contribución a la historia más antigua de Occidente que aún hoy en día sigue editándose y vendiéndose en librerías.

El supuesto origen tartésico de algunos hallazgos arqueológicos ibéricos


Quizás por influencia de Schulten y otros autores la arqueología española ha considerado tartésicos los hallazgos arqueológicos producidos en la zona atlántica de Cádiz - Huelva y aldrededores. Básicamente son tesoros como el de La Aliseda y El Carambolo, cuya procedencia autóctona ha sido recientemente desmentida, y algunos yacimientos como el extremeño de Cancho Roano o la necrópolis de La Joya.
También existe una escritura ibérica que se denomina tartésica por no corresponderse completamente con la del Levante. Esta escritura se encuentra en estelas de piedra como la de Bensafrim, encontrada en el Algarve portugués.




Conclusión: un enigma sepultado


Al principio del artículo hemos dicho que Tartessos quizás sea para siempre un enigma y una mancha. 
 si ha habido un país que ha mostrado muchas veces un desprecio absoluto por los restos de su pasado, ese ha sido España.
Si ha habido un país que durante una gran parte de su historia se ha dedicado a destruir, y sepultar para siempre huellas de su antigüedad en aras de un beneficio privado o personal, ese ha sido España. Por ello ahora enfrentarse a la horrorosa labor destructora de siglos para intentar recomponer una parte quizás esencial de nuestro pasado resulta una heroicidad y una labor propia de gigantes.
Nos hemos dedicado a destrozar la memoria de nuestros antepasados, hasta apenas tener una huella acerca de nuestros orígenes. Tartessos quizás existió, pero desgraciadamente, las evidencias que puedan o pudieron existir acerca de su realidad o no las hemos dado importancia, o las hemos perdido, o las hemos destrozado.




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