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viernes, 3 de febrero de 2012

Guerras de Flandes. Concretamente, los días 7 a 8 de Diciembre de 1585.

Inmaculada concepcción, matrona de España y la gloriosa Infanteria Española.

 Después de la toma de Amberes, se licenció a parte del ejército español. Del resto, una parte, al mando de Ernesto de Mansfelt, se dirigieron hacia el Norte, hacia las provincias rebeldes, para continuar la lucha. Lo más importante de estas fuerzas, y constituyendo el grueso de la Infantería propia, lo formaban los Tercios de Bobadilla, Mondragón e Iñiguez, sumando todos algo más de 4000 soldados (al haber quedado muy mermados tras la campaña culminada con la conquista de Amberes). Eran lo mejor que tenía nuestro ejército al ser expertos combatientes curtidos en cien batallas. Recibieron la orden de cruzar el río Mosa y ocupar la isla de Bommel.

A finales de Noviembre de 1585, cruzaron el río Mosa. Allí, Mansfelt dividió su ejército en dos grupos: uno quedó acampado en la orilla del río, y el otro, formado principalmente por los tercios mandados por los Maestres de Campo Juan del Águila (recientemente ascendido) y Francisco Arias de Bobadilla, quedaron estacionados en la isla de Bommel, entre los ríos Mosa y Waal.

La isla de Bommel es una isla pantanosa. Los holandeses rompieron los diques, con lo que la isla se inundó, quedando dividida en multitud de islotes, en los que se agruparon los españoles, junto al dique de Empel, y con escasa protección.

El 2 de diciembre una flota holandesa, formada por unas cien embarcaciones d ediferente tamaño y quilla plana, y comandada por el Almirante Holak (conocido por los españoles como Conde de Holac), entró en las tierras anegadas, acosando continuamente a los tercios. Con la artillería que habían conseguido poner a salvo, las tropas de Juan del Águila ocuparon una isleta que se había formado tras la inundación y hostigaron a los barcos rebeldes para que no se acercaran. Pero los holandeses ocuparon otras isletas y empezaron la construcción de fortificaciones, que terminaron en un tiempo récord a pesar de los cañonazos españoles.

Mansfelt, con la otra parte del ejército, consiguió unas cuantas barcazas de los habitantes de Bolduque para atacar a la flota enemiga, pero los holandeses las destruyeron en un ataque sorpresa.

El bloqueo por la escuadra era total, y la situación empezaba a ser angustiosa para las tropas españolas: prácticamente, habían agotado los víveres, y las ropas y gran parte de la pólvora estaban mojadas, y carecían de leña seca para calentarse.

En estas circusntancias, los holandeses propusieron la capitulación. La respuesta de don Francisco de Bobadilla (que, como maestre de campo más antiguo, mandaba en aquellos dos Tercios) ha pasado a la historia:

"Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos"

Al atardecer del 7 de Diciembre, un soldado, que estaba cavando una trinchera para resguardarse del viento, encontró un objeto de madera enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción.

Tan pronto se difundió la noticia y llegó a oidos de Bobadilla, ordenó llevar la imagen en procesión, entre las banderas, a la iglesia de Empel, donde se rezó una salve en su honor.

Todos consideraron el hecho como una señal de la protección divina, y supuso una enorme inyección de moral para los sitiados.

Por ello, decidió un ataque nocturno aprovechando la euforia del momento. Arengó a sus tropas, y dio órdenes de hundir las piezas de artillería y de preparar las barcas de quilla plana aún disponibles, para embarcar a los infantes más dispuestos para atacar las naves principales enemigas. Los Maestres de Campo y los capitanes arengaron a sus soldados, diciéndoles que se encomendaran a la Virgen Inmaculada, y se prepararan para el combate.

Alonso Vázquez recoge este hecho en "Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnesio" con la siguiente frase:

Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien, que por intercesión de la Virgen María, esperaban en su bendito día.

Al mismo tiempo, los vecinos de Bolduque, liberada por los españoles, eran testigos desde la orilla del padecimiento de los tercios. Y tambien sacaron al Santísimo en procesión para pedir su intercesión.

1 comentario:

  1. en esa guerra a los españoles los traicionaron los judios

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